Al momento de estar en un rocódromo es común encontrarse con escaladores que en una misma sesión de escalada intentan un boulder, una ruta de travesía, elongan, realizan dominadas, vuelven a intentar un boulder, vuelven a elongar, y así, hasta quedar agotados y con la piel de los dedos rota.
Para evitar que tu jornada de escalada sea un cúmulo de improvisaciones sin coherencia, recuerda que -Eric J. Hörst- en su libro "Entrenamiento para Escalada" nos dice - a grandes rasgos- que la "jerarquía optima" de una sesión de escalada es:
Empezar con una actividad de calentamiento:
Cinco a diez minutos de ejercicio suave, la idea principal es elevar la frecuencia cardiaca hasta el punto de sudar ligeramente.
Seguir con una actividad de ejercicios de movilidad:
Durante los siguientes 10 minutos, mueve tus articulaciones, en especial la de tus dedos, brazos y hombros sin descuidar tu zona lumbar y pélvica (core), y los miembros inferiores. Luego inicia unos 30 a 40 minutos de escalda con movimientos simples a moderados.
Luego escala cerca del nivel máximo:
Ya estás escalando, prueba tus metas personales o si eres principiante explora el muro y sus agarres. En este punto debes escalar con precaución y consciencia de ti mismo, evita las caídas descontroladas. Es importante dejar varios minutos de descanso entre escalada y escalada, en esos minutos de pausa aprovecha de sacudir tus brazos, encuentra los puntos de tu cuerpo en donde hay tensión y relájalos.
Terminar con estiramientos:
Vuelve a escalar con movimientos simples por unos minutos, luego quítate las zapatillas y durante -al menos- los últimos 15 minutos estira tus músculos y relájate, ha terminado una provechosa sesión de escalada en el Monos Climbing.
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